A principios
del siglo XIX, Gay-Lussac ahondó en las propiedades expansivas de
los gases y del vapor, y unos años después el ingeniero francés
Sadi Carnot estableció el principio fundamental de los ciclos
termodinámicos. Las máquinas de vapor se perfeccionaron técnica
y metalúrgicamente, alcanzando mayor potencia y mejorando su
regulación.
Pero las máquinas
de vapor no resultaban óptimas para muchas aplicaciones. Ello
condujo en 1884 al invento de la "turbina de vapor", un
aparato ideado por el americano Charles Parsons. La
"Turbina" de Parsons se basaba en el giro de un eje del
cual emergían unos alabes de perfil idóneo para que el vapor los
moviera al intentar expansionarse.
También apareció,
a finales del XIX, el motor de combustión interna, o motor de
explosión, ideado para aprovechar directamente la energía de los
combustibles. Todos los motores de nuestros automóviles son motores
de explosión, bien por encendido provocado (usando gasolina) bien por
autoencendido
(con gasóleo).
Todavía se
mejorarían aún las máquinas térmicas
en el siglo XX, con la aparición de las turbinas de combustión
interna. Una derivación de estas turbinas
son los turbo-reactores
de propulsión
a chorro.-
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Motocicleta
con motor de combustión, construida por Daimler en 1.885