Una de
las personas que inmediatamente emplearon estas investigaciones
fue el ingeniero bávaro Karl von Linde, aplicándolas a la
licuación del aire y a la obtención de sus componentes líquidos.
Pero
el país donde más rápidamente se dio un interés industrial por
la refrigeración fue en Estados Unidos, donde existían ya
vagones de transporte de carne congelada hacia 1880. El
abastecimiento agrícola y ganadero de las grandes ciudades fue
una de las causas fundamentales del desarrollo de la refrigeración
industrial.
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Una
de las primeras máquinas domésticas de hacer frío. Funcionaba
activando una reacción química mientras se movía, de manera que
había que vigilar el movimiento del aparato de manera constante
hasta que se producía el pequeño bloque de hielo en su interior.
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Una
máquina de hacer hielo por compresión, del año 1875.
Para conseguir
ésta, se utiliza el llamado ciclo de compresión, para el cual se
ha de usar un fluido frigorígeno adecuado. El agua no sirve a
estos efectos, y sí el amoniaco, por ejemplo, o los CFC o
freones, que desgraciadamente atacan la capa de ozono.
En un ciclo de
compresión se logra extraer calor de un foco a baja temperatura,
enfriándolo aún más. El calor extraído del foco frío ha de
cederse a un foco de más alta temperatura, que habitualmente es
la atmósfera circundante, aunque también puede utilizarse agua
corriente.
Para producir
esa transferencia de calor, desde un foco a baja temperatura a
otro a alta temperatura, hace falta la acción de un compresor que
pase el fluido frigorígeno desde muy baja presión, a la que está
cuando pasa por el foco frío, hasta la alta presión a la que
debe estar cuando pasa por el foco caliente. Este sistema está
presente tanto en los frigoríficos domésticos como en las
grandes cámaras de congelación de los pesqueros transatlánticos.
Clarebce
Birdseye fue el primer magnate de la comida congelada, que
patentó en 1924